Plan de propaganda monumental
El plan de propaganda monumental fue una estrategia propuesta por Lenin - llevada a
cabo en 1918 - que se centró en la afirmación de que el arte visual es
indispensable y fundamental para lograr difundir ideas revolucionarias a las
masas. Este plan consistía en dos proyectos principales: en primer lugar, era
indispensable la decoración de las fachadas de edificios, casas, y muros de
acuerdo al estilo tradicional (con banderas, carteles con insignias
revolucionarias, símbolos del partido, etc.) y, en segundo lugar, era necesaria
la construcción de grandes monumentos
que honrasen a los líderes revolucionarios y personalidades de la ciencia y la
cultura.
En este contexto, Rusia se encontraba sumergida en una
gran crisis económica producto de la guerra civil, por lo que los resultados de
este proyecto no fueron grandiosos a pesar de que contaron con la participaron de
los más sobresalientes escultores de todas las tendencias como Andreiev, Shadr,
Konenkov, Siniaiski y Merkurov. A pesar no haber cubierto sus expectativas, el
plan resultó ser un modelo característico para el género socialista de
relaciones entre el arte y las masas populares. Se trataba de la formación de
una cultura artística cercana y comprensible por las masas y que, al mismo
tiempo, recogiese toda la riqueza de las tradiciones artísticas.
Para consolidar este proceso fue necesario profundizar
la conversión de un grupo significativo de los artistas más importantes a las
nuevas posiciones ideológicas de apoyo a la construcción del socialismo.
También fue indispensable conseguir, por todos los medios, la ilustración y la
elevación espiritual del pueblo, realzando lo que se denominó “la revolución
cultural”. Por otro lado, surgió la necesidad de reeducar y desarrollar espiritualmente
a millones de hombres y mujeres pertenecientes a las diversas nacionalidades
que habían conformado el Imperio Ruso y a diversas clases sociales que poseían
un distinto grado de cultura, que en ese entonces, necesitaban se conducidas
por un nuevo camino de vida.
Al término de la Guerra Civil, Rusia comenzó a
reestablecer su economía y con esto se elevaron las posibilidades de lograr
todos los objetivos que se habían planteado a inicios de la revolución. Para
ese entonces, el arte debería de haberse convertido en arma espiritual de las
masas y órgano de autoconciencia del pueblo. De este modo, la vida cotidiana de
las masas se convirtió en un tema fundamental de la pintura, escultura y grabado
cuyo alcance llegó hasta los carteles.
Este plan no solo
incluyo la adición de esculturas y carteles en la vida cotidiana de la unión
soviética, también implico retirar y
remplazar los monumentos que no tenían algún valor artístico o histórico
y proteger el patrimonio ideológico plasmado en las distintas creaciones. Algunos
carteles, incluso, llevaban escrito lo siguiente: “Quien quiera que arranque
este cartel comete una acción antirrevolucionaria”.
FUENTES:
KURZ
MUÑÓZ, J. (1991). El arte en Rusia: La era soviética. Valencia:
Instituto de Historia del Arte Ruso y Soviético.
TREVIÑO
AVELLANEDA, C. (2011). Arte y Ciudad. Recuperado el 19 de Septiembre de
2014, de Cartel ruso - soviético en el periodo leninista:
http://www.arteyciudad.com/arte2o/documentos/cartelleninista.htm