lunes, 24 de noviembre de 2014

El cartel político durante el periodo leninista (1917 – 1924)

Plan de propaganda monumental

El plan de propaganda monumental fue una estrategia propuesta por Lenin - llevada a cabo en 1918 - que se centró en la afirmación de que el arte visual es indispensable y fundamental para lograr difundir ideas revolucionarias a las masas. Este plan consistía en dos proyectos principales: en primer lugar, era indispensable la decoración de las fachadas de edificios, casas, y muros de acuerdo al estilo tradicional (con banderas, carteles con insignias revolucionarias, símbolos del partido, etc.) y, en segundo lugar, era necesaria la  construcción de grandes monumentos que honrasen a los líderes revolucionarios y personalidades de la ciencia y la cultura.

En este contexto, Rusia se encontraba sumergida en una gran crisis económica producto de la guerra civil, por lo que los resultados de este proyecto no fueron grandiosos a pesar de que contaron con la participaron de los más sobresalientes escultores de todas las tendencias como Andreiev, Shadr, Konenkov, Siniaiski y Merkurov. A pesar no haber cubierto sus expectativas, el plan resultó ser un modelo característico para el género socialista de relaciones entre el arte y las masas populares. Se trataba de la formación de una cultura artística cercana y comprensible por las masas y que, al mismo tiempo, recogiese toda la riqueza de las tradiciones artísticas.

Para consolidar este proceso fue necesario profundizar la conversión de un grupo significativo de los artistas más importantes a las nuevas posiciones ideológicas de apoyo a la construcción del socialismo. También fue indispensable conseguir, por todos los medios, la ilustración y la elevación espiritual del pueblo, realzando lo que se denominó “la revolución cultural”. Por otro lado, surgió la necesidad de reeducar y desarrollar espiritualmente a millones de hombres y mujeres pertenecientes a las diversas nacionalidades que habían conformado el Imperio Ruso y a diversas clases sociales que poseían un distinto grado de cultura, que en ese entonces, necesitaban se conducidas por un nuevo camino de vida.

Al término de la Guerra Civil, Rusia comenzó a reestablecer su economía y con esto se elevaron las posibilidades de lograr todos los objetivos que se habían planteado a inicios de la revolución. Para ese entonces, el arte debería de haberse convertido en arma espiritual de las masas y órgano de autoconciencia del pueblo. De este modo, la vida cotidiana de las masas se convirtió en un tema fundamental de la pintura, escultura y grabado cuyo alcance llegó hasta los carteles.

Este plan no solo incluyo la adición de esculturas y carteles en la vida cotidiana de la unión soviética, también implico retirar y  remplazar los monumentos que no tenían algún valor artístico o histórico y proteger el patrimonio ideológico plasmado en las distintas creaciones. Algunos carteles, incluso, llevaban escrito lo siguiente: “Quien quiera que arranque este cartel comete una acción antirrevolucionaria”.

FUENTES:


KURZ MUÑÓZ, J. (1991). El arte en Rusia: La era soviética. Valencia: Instituto de Historia del Arte Ruso y Soviético.

TREVIÑO AVELLANEDA, C. (2011). Arte y Ciudad. Recuperado el 19 de Septiembre de 2014, de Cartel ruso - soviético en el periodo leninista: http://www.arteyciudad.com/arte2o/documentos/cartelleninista.htm

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